La percepción de riesgo de las minas de arena de Tandil

Desde 2004 en adelante se han detectado minas de arena abandonadas en distintos puntos de la ciudad de Tandil, con implicancias en materia de riesgo. No obstante, no existen investigaciones encaradas oficialmente ni financiamiento para relevar y poner en alerta a vecinos/as, entre ellos residentes (viviendas particulares). Tampoco se evidencia una legislación afín a los protocolos precautorios y la prensa da escaso tratamiento y no se dimensiona la problemàtica. Por ello, el proyecto se propone sensibilizar a la población vulnerable, resaltar el escenario de riesgo en los medios de comunicación y promover acciones de fondo mediante la participación ciudadana.

RESUMEN:
La presente propuesta tiene como objetivo central la concientización acerca de la existencia de las minas de arena en Tandil, del imaginario social que recae sobre ellas y de los riesgos asociados, sobre todo para la población vulnerable. Para alcanzar este objetivo planteamos tres etapas metodológicas:
1. Actualización del mapeo de las minas y puesta a disponibilidad de la sociedad a través de la IDE-FCH;
2. Detección de áreas con mayor concentración de minas y asociación con el grado de riesgo ante los usos del suelo o actividades corrientes en el lugar;
3. Mapeo de la percepción del riesgo que la población tiene con respecto a la presencia de minas de arena.
Como principales resultados se espera en un primer momento dar a conocer la problemática de minas de arena en la ciudad de Tandil. Después, los riesgos y su percepción y/u otros significados atribuidos a ellas por la comunidad, con la cual se propone trabajar en territorio (reuniones, asesoramientos, etc.). Y por último, generar material que sirva de base para una actualización del marco legal sobre la planificación urbana a nivel local y que el poder público pueda adoptar medidas de orden precautorio.
  1. Objetivo general:

Concientizar a la población sobre la existencia de minas de arena abandonadas y el riesgo de estar localizadas en áreas urbanizadas en la ciudad de Tandil.

  1. Objetivos específicos:
  • Actualizar el mapeo de localización de minas arenas y puesta a disponibilidad de la sociedad a través de la Infraestructura de Datos Espaciales de la Facultad de Ciencias Humanas (IDE-FCH) y otros medios de información de amplio alcance
  • Detectar zonas de mayor concentración de minas de arena, de riesgo de derrumbes y los grados de peligrosidad ante los usos del suelo o actividades presentes en el lugar y otras que se proyecten.
  • Conocer acerca de la percepción de la población vulnerable o expuesta a los derrumbes y otras problemáticas vinculadas a las zonas de riesgo.

Antecedentes:

El centro de la ciudad de Tandil está ubicado sobre rocas del Complejo ígneo-metamórfico Buenos Aires – Martín García (Proterozoico Inferior medio), compuesto de granitos, gneis, migmatitas, etc; pero la urbanización avanza en el sentido norte, sobre tres formaciones sedimentarias (loess): Formación Buenos Aires (Pleistoceno) compuesta de depósitos arcillosos; Luján-Platense (Pleistoceno), con depósitos de arena, grava y arcilla (ambiente de formación continental fluvial); y por último, los derrames pampeanos (holoceno) que están compuestos de limos, arenas y grava, ya que se tratan de depósitos de loess piemontano, cuyo ambiente de formación es continental, coluvial, fluvial y eólico. Estos depósitos fueron objeto de actividad minera en la segunda mitad del siglo XIX para extracción de arena que fue utilizada en la construcción de edificios en la ciudad (Gentile y Ribot, 2015). Mientras la ciudad se expandía, estas obras de excavación se reubicaban hacia las nuevas periferias urbanas y los accesos (piques) de las minas abandonadas eran cerrados con bóvedas de ladrillos, hierro y una capa de ~2m de tierra (Mendy et al, 2022a). Esta técnica las hizo “invisibles” superficialmente por décadas, pero actualmente, con la densificación urbana, estas minas se localizan en plena zona residencial, sin marco legal alguno en la faz ambiental ni reglamento en materia de planificación (Mendy et al., 2022a; Gentile y Villalba, 2008).  La Subcomisión de Espeleología del Centro de Montaña de Tandil (SE-CMT) tiene detectadas 35 minas distribuidas por la ciudad y, aunque no haya información consistente sobre ellas, por una parte, existen varios registros de daños en obras públicas y privadas vinculados con antiguas minas y por otra parte, está presente en el imaginario colectivo de la población. Año a año nuevas minas son descubiertas de manera fortuita, y se desconoce su número y localización con exactitud, ni tampoco su grado de peligrosidad (escenario de riesgo). 

Un ejemplo contundente es el nuevo loteo de la Municipalidad en el predio Carrasco, donde Mendy et al. (2022a) presentaron un informe técnico junto al Honorable Consejo Deliberante, denunciando la existencia de la mina y los riesgos de subsidencia asociados con la construcción de un loteo en esta zona. En este trabajo indicaron el colapso de una de las columnas de sustentación de la mina, situada abajo de una calle ya construida, además de solicitar nuevos estudios en el predio ya que habían indicios superficiales de la existencia de otras cavidades. Por su parte, la Secretaria de Obras de la Municipalidad de Tandil solicitó al  Instituto de Hidrología de Llanuras (IHLLA-CONICET) un informe detallado del área del predio Carrasco, donde hicieron un estudio del terreno vía tomografía y encontraron otras cuatro galerías vinculadas a posibles minas o paleocanales, además de indicar que la mina estudiada por Mendy et al. (2022a) tenía una continuación (IHLLA, 2022). Como conclusiones, los autores indicaron extender las investigaciones hacia áreas vecinas a fines de evaluar y evitar posibles daños y colapsos. Estos informes técnicos demuestran que el desconocimiento implica adoptar medidas precautorias en lo inmediato, ya que se pueden producir derrumbes de viviendas, edificios o nuevas obras, con incidencia directa en la integridad física de las personas. 

Las primeras evidencias sobre el tema fueron dadas a conocer en el año 2004, tras exponerse una entrada a mina con posibilidad de acceso. Esta investigación fue presentada en el II Congreso Nacional de Espeleología que se desarrolló en Tandil (CONAE, 2004), a cargo de los investigadores Norberto Gabriele y colaboradores. Cuatro años después, ya en 2008, Gentile y Villalba hicieron un relevamiento con el registro de 25 minas de arena y los respectivos daños que causaron en casas y edificaciones. Desde entonces la SE-CMT ha avanzado en un registro propio de la ubicación de las minas y denunciando la omisión del poder público municipal sobre el tema. 

En 2022, a partir del encuentro de trayectorias entre la SE-CMT y algunas personas que integran esta propuesta, se ha trabajado de manera conjunta en la problematización del tema y específicamente, en la elaboración de informes técnicos que basaron la denuncia de la existencia de minas de arena en dos proyectos de loteos urbanísticos en la ciudad (Mendy et al., 2022a; Mendy et al., 2022b). A partir de estos casos, se propuso la creación de una ordenanza municipal que regule el tema y la realización de una campaña para evaluar los casos de las viviendas habitadas que se construyeron sobre minas abandonadas, mientras se designan fondos y equipos de expertos para terminar de localizar las minas abandonadas y verificar su estado de conservación. No obstante, se ha postergado esta norma y como consecuencia, se ha recurrido a la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires para que actúe de oficio. 

Metodología de trabajo:

1) Para la actualización del mapeo, serán recopilados los datos ya publicados por Gentile y Villalba (2008), los datos provenientes del CMT y se propone una encuesta abierta para que la comunidad pueda incluir información acerca de la presencia de posibles minas de arena en su terreno (casa, comercio, lote, etc). Esta encuesta también servirá para conocer la percepción general de la población de Tandil sobre la temática, los significados atribuidos a las minas y demás saberes populares. 

2) Con los datos relevados, serán recorridas las áreas para comprobación en campo, pudiendo ser realizados relevamientos espeleológicos en las minas de arenas más significativas, tales como: mapa topográfico, registro fotográfico, relevamientos bioespeleológicos, arqueológicos y paleontológicos (cuándo corresponda). En el caso de eventuales registros de material arqueológico y paleontológico en las minas, serán debidamente comunicados al Laboratorio del Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Paleontológicas del Cuaternario Pampeano (INCUAPA), de la UNICEN. En lo que se refiere a colecta de invertebrados, el material recolectado será identificado con la ayuda del laboratorio del Instituto Ecosistemas de la UNICEN. Los mapas generados, los puntos de presencia de minas y análisis de riesgo serán hechos en ambiente SIG, con el programa libre QGIS y quedarán disponibles en la IDE de la FCH. Con estos datos relevados será propuesta una clasificación de peligrosidad de cada mina y de áreas de concentración de minas. Durante los trabajos de campo todas las personas utilizarán equipamientos de seguridad, tales como: cuerdas, casco de espeleología, linternas de cabeza, equipos básicos para trabajos verticales (arnés, mosquetones, escalera de joly, ascensores, descensores, conectores, anclajes) ropas apropiadas y otros equipamientos siguiendo las normas de seguridad de la Subcomisión de Espeleología del CMT. 

3) Se realizarán entrevistas semi-estructuradas ante los vecinos residentes de las áreas clasificadas como peligrosas, afines de conocer la percepción del riesgo asociado a la presencia de la mina de arena y eventuales daños vinculados. Además de conocer la existencia de otras minas no relevadas aún y también, si ya hubo algún reclamo hacia la municipalidad a respecto de la problemática. 

4) Como etapa final se propone la realización de reuniones informativas y de escucha abiertas a la comunidad, así como con representantes o referentes de los ámbitos decisionales, ya sea para desarrollar planteos socioambientales y aportar evidencia científica, como para participar en el proceso de definición normativa ante la ausencia de medidas precautorias y el avance de los usos residenciales, tanto como la continuidad de actividades que pasan por alto los riesgos asociados a la remoción en masa. Se priorizará que estas reuniones informativas sean desarrolladas en los barrios con mayor concentración de minas. Por último, se propone la realización de un panel/workshop para problematizar los resultados del proyecto junto a la comunidad, convocando a representantes del poder público municipal, de áreas afines con la temática, especialistas y demás personas interesadas. 

 

Resultados esperados:

  1. Actualizar la base de datos de las minas de arena de Tandil y su disponibilización pública (IDE-FCH), así como la continuidad de un monitoreo comunitario en calidad de observatorio. 
  2. Eventuales mapas topográficos, relevamientos bioespeleológicos, arqueológicos y paleontológicos;
  3. Participación efectiva de las y los vecinos en las metodologías propuestas, con un acompañamiento en las fases ejecutivas, principalmente hasta su empoderamiento. 
  4. Definición de áreas de peligro de subsidencia (mapas de calor) o población vulnerable.
  5. Mapeo e identificación de la percepción de peligro entre la población vulnerable y en términos generales, respecto a la comunidad local, en función de la sensibilización mediática y la opinión pública emergente. 
  6. Construir propuestas sustentables en el marco de la  participación  en ámbitos de discusión y planteamiento de la problemática en el contexto de su tratamiento y definición ante actores u organismos decisionales.
  7. Fortalecer lazos interinstitucionales con organizaciones civiles o vecinos/as, ya sea el camino de la investigación, la formalización del reclamo, la visibilización comunitaria (inclusión en la agenda pública) y la definición de una solución integral a la problemática.
  8. Generar un aprendizaje colectivo en territorio  y en el involucramiento en la agenda local, no sólo entre docentes, y estudiantes del proyecto, sino además  otros/as participantes en cada una de las etapas. 
  9. Difundir el estado de situación de la problemática y la necesidad de encarar acciones de carácter precautorio, tanto en torno a la concientizaciòn de la población vulnerable como las definiciones políticas de los actores decisionales.

 

Indicadores:

  1. Cantidad de minas mapeadas por parte de integrantes del proyecto, a modo de inventario de riesgo (definición de área de trabajo o vulnerabilidad).
  2. Elaboración de mapas topográficos con georreferenciación estructuras subsuperficiales e identificación de especies y potenciales patrimonios geológicos, arqueológicos y paleontológicos.
  3. Base de datos disponibilizada en la IDE-FCH
  4. Cantidad de vecinos/as propietarios/as entrevistados y con adhesión activa en las reuniones y demás instancias previstas en el proyecto. 
  5. Cantidad de formularios completados en alusión a la asunciòn o  conocimiento de la problemática por parte de la población vulnerable. 
  6. Registros visuales (preservando identidades) en calidad de indicadores de “medición” de la participación. 
  7. Cantidad de reuniones con los poderes políticos competentes y progresividad de la agenda del problema y su solución.
  8. Concreción de ordenanzas u otras medidas transitorias, a modo de protocolo precautorio (definiciones inmediatas o de corto plazo), en línea con la definición de un marco regulatorio sostenible en el tiempo (horizonte de mediano y largo plazo).